jueves, 25 de octubre de 2012

Volver

Y sí, como dice uno de mis tangos favoritos de Gardel, siempre se vuelve al primer amor. Quizás sea que nunca pertenecí a este blog realmente, que más allá de las palabras hiperbólicas no hay nada que pueda representarme... Pero la conclusión es que me voy de aquí y vuelvo al lugar del que siempre fui: Palabras hiperbólicas.

Os veré por allí, si la vida me da tiempo.

miércoles, 8 de agosto de 2012

La persona perfecta

Tengo a mi lado al compañero ideal. Que me regalará flores y me llevará en sus brazos cuando mis piernas estén cansadas de caminar. Que me ofrecerá su hombro para llorar y su sonrisa para compartir mi alegría. Que me arropará cuando quiera dormir y tomará mi mano para que me sienta segura. Que me acompañará a mis lugares favoritos del mundo y me sorprenderá con algo nuevo cada día. Que me dará su sí frente al altar y estará conmigo durante toda mi vida. Que será el padre de mis hijos y el abuelo de mis nietos. Que me levantará el ánimo cuando esté decaída y me hará caricias cuando me sienta sola. Que me dará un libro cada semana y cocinará conmigo los domingos. Que me llevará de paseo por el parque y observará conmigo los atardeceres. Que me contendrá en mis locuras y aplacará mis enojos. Que me hará cosquillas cuando necesite reír y me besará la frente con ternura.

Él es alguien que me amará hasta el fin de sus días, pero... ¿Cómo aprendo yo a amarlo? A veces pienso que cuanto más malvado es alguien conmigo, más me enamora. Pero cuando se me presenta la persona que  siempre soñé, soy lo suficientemente idiota como para correr el riesgo de perderlo. ¿Podré abrir los ojos antes de que sea demasiado tarde? O quizás, mis ojos ya están abiertos como para ver lo que hay en juego. Tal vez, sólo necesite abrir el corazón. 

lunes, 6 de agosto de 2012

Puertas

     
          Cierra tus puertas.
          No por orgullo, ni soberbia, sino porque ya no llevan a ninguna parte. 

Paulo Coelho           


Hoy cerré una puerta, o dos. No estoy del todo segura. Quizás hayan sido tres. Fue doloroso, aunque no haya derramado una sola lágrima. Lo intenté, pero se negaron a salir. Todavía las siento palpitando entre mis párpados, torturándome por el hecho de que por más que lo intente, no van a permitir que las deje caer. Así son, rebeldes como yo, que un día me niego a cerrar una puerta y al otro, me he quedado sola en el pequeño centro de mi alma, rodeada de puertas que ya no se pueden abrir. 

Me desespero, temo haberme equivocado. Me da miedo haber abandonado puertas que sí llevaban a alguna parte, pero que por orgullo o soberbia, decidí cerrarlas y tirar la llave. Es aterrador comenzar el camino por una de las aberturas que aún permanecen a mi disposición y descubrir un día que detrás de ella sólo había nada. Y cuando me vuelva para emprender el retorno, descubriré que la puerta ha desaparecido y que la eternidad me aguarda en una pesadilla. Entonces, sabré que jamás podré escapar... ni morir. 


viernes, 20 de julio de 2012

Caos

A veces me pregunto si hice bien en rehusarme a seguir mis sueños. Creo que algo mal hice en el proceso de construcción de mi vida. Sino, no me encontraría tan mal en estos momentos. ¿Elegí la carrera equivocada? ¿Mi vocación no era la escogida? ¿Por qué comenzar un noviazgo en lugar de disfrutar de la vida? Miles de preguntas sin respuesta, decisiones aparentemente mal tomadas cuyo único móvil fue el miedo y su producto hoy es la tristeza.

Hoy leía sobre que la libertad no es elegir siempre y en todo momento lo que yo quiero, sino aprender a aceptar con alegría lo que me toca. ¿Es esto lo que me toca? ¿Un cajón de sueños rotos y esperanzas vanas acerca de cosas que jamás se van a cumplir? Si es así, me resultaría difícil, por no decir imposible, llegar a admitirlo algún día con complacencia como una parte inherente de mi vida.

No entiendo qué hice para merecer la carga que llevo hoy encima -que sin dudas está lejos de ser ligeramente pesada- ni por qué me duele tanto lidiar con ella. Pero tampoco comprendo por qué no debería merecerla. Estoy en una dualidad extraña, constante, entre lo que soy realmente y lo que me gustaría llegar a ser. Pero ese ideal está tan lejos de mí, en todos los sentidos, que temo no lograr nunca siquiera a asemejarme a él. 

Nadie sospecha la complejidad de los problemas que me acechan ni creo que alguna vez pueda hacerlo. Las versiones que cuento o que comprenden son siempre incompletas. Al fin y al cabo, vivo intentando disimular el extraño mundo que tengo dentro poniendo mi mejor rostro al resto. Pero ya estoy harta de ponerle una sonrisa al mundo, mientras siento que en mi interior todo se desmorona.


sábado, 14 de julio de 2012

Todavía no

Todo era mejor cuando me ignorabas.

Yo también lo hacía. La vida marchaba perfecta. Había cerrado la tortuosa etapa cuya bandera había lucido tu nombre. Demasiado tiempo encerrada en aquel caos, abrumada por tu recuerdo. Puedo sentir como si fuera ayer, el día que volví a respirar el aire puro de la libertad. Ese momento en que dejé de quererte, de necesitarte; en el que te guardé tan sólo como una de esas cosas que inevitablemente debieron suceder en tu vida, pero que ya no forman parte de tu presente, sino de tu pasado.

Mi día había sido estupendo, no esperaba que de pronto me cayera como un meteorito la noticia de que todavía recuerdas mi existencia. La sequedad que produjo en mi boca fue únicamente comparable con la dolorosa patada propinada a mi estómago. No tenías necesidad ni derecho de hacer lo que hiciste. No quería recordarte, no necesitaba recordarte. Qué egoísta eres, influenciando en mi vida con tu sonrisa de suficiencia, sabiendo que todavía, aún después de tantos años, puedes estremecerme. 

Fue lo único que hiciste, una fugaz aparición para que no te olvide, para torturarme. Y volviste a esfumarte con la misma velocidad con que te habías presentado, dejándome aquí, sola, con la horrible sensación de que una pequeña parte de mi corazón jamás dejó de pertenecerte.


Y esa maldita canción que no se sale de mi mente...

martes, 26 de junio de 2012

Dulces sueños

A veces me pregunto cuál es la diferencia entre el bien y el mal. ¿Cuál es el límite que separa el acierto del error? ¿De qué lado de la fina línea que los divide estoy yo? 

Destrozada, herida por la vida misma, busco encontrarme en un espejo que nada refleja. Intento hallar los vestigios que mis actos fueron dejando en el camino, tratando de situarme físicamente en lo correcto o lo equivocado. Pero no hay nada...

Nada más que mierda. El momento en que lo admito, es sin duda alguna el más oscuro y escabroso de mi existencia. A veces es mejor ser nada, antes que encarnar a la mismísima miseria. Sin embargo, hoy no me toca la salida fácil, hoy no puedo fingir y seguir. Hoy me toca enfrentarme a mis fobias, a mis asquerosos defectos que tanto se regodean de su gloriosa magnanimidad. De pronto estoy tan segura del lado de la línea en el cual me ha tocado situarse, que me agarra miedo... Miedo de no lograr salir viva de esta pesadilla que acaba de comenzar.


miércoles, 20 de junio de 2012

Contigo



Y morirme contigo si te matas,
y matarme contigo si te mueres.
Porque el amor cuando no muere mata,
porque amores que matan nunca mueren.



Joaquín Sabina.