A veces me pregunto cuál es la diferencia entre el bien y el mal. ¿Cuál es el límite que separa el acierto del error? ¿De qué lado de la fina línea que los divide estoy yo?
Destrozada, herida por la vida misma, busco encontrarme en un espejo que nada refleja. Intento hallar los vestigios que mis actos fueron dejando en el camino, tratando de situarme físicamente en lo correcto o lo equivocado. Pero no hay nada...
Nada más que mierda. El momento en que lo admito, es sin duda alguna el más oscuro y escabroso de mi existencia. A veces es mejor ser nada, antes que encarnar a la mismísima miseria. Sin embargo, hoy no me toca la salida fácil, hoy no puedo fingir y seguir. Hoy me toca enfrentarme a mis fobias, a mis asquerosos defectos que tanto se regodean de su gloriosa magnanimidad. De pronto estoy tan segura del lado de la línea en el cual me ha tocado situarse, que me agarra miedo... Miedo de no lograr salir viva de esta pesadilla que acaba de comenzar.
Nada más que mierda. El momento en que lo admito, es sin duda alguna el más oscuro y escabroso de mi existencia. A veces es mejor ser nada, antes que encarnar a la mismísima miseria. Sin embargo, hoy no me toca la salida fácil, hoy no puedo fingir y seguir. Hoy me toca enfrentarme a mis fobias, a mis asquerosos defectos que tanto se regodean de su gloriosa magnanimidad. De pronto estoy tan segura del lado de la línea en el cual me ha tocado situarse, que me agarra miedo... Miedo de no lograr salir viva de esta pesadilla que acaba de comenzar.